Una compañía de viaje existencial

Solicitale a la existencia alguien que surja de la nada y abrace tus cicatrices sin titubear.
Quien te encuentre en tus momentos más bajos y esté dispuesto a levantarte con su simple presencia o el tiempo que necesités.
Con quien puedas compartir tus vivencias más profundas.

Solicitá a la vida un compañero, una compañera de viaje.
Que no tenga reparo en verte tal como sos, sin artificios ni adornos.
Que te acompañe en cualquier circunstancia, y que te busque con esa preocupación genuina que sólo surge cuando alguien teme perderte porque sos parte de su plan y su felicidad.
Un compañero, una compañera que comprenda que el amor va más allá de los momentos íntimos, y se manifiesta en gestos, palabras y detalles cotidianos.
Que reconozca los momentos de soledad, necesarios cuando los recuerdos y las fechas te golpean sin piedad.

Solicitale a la vida alguien con quien puedas ser sincero y vulnerable sin temor al juicio. Que al llegar la noche te mire a los ojos, te libere de tus miedos y te haga sentir presente en su vida.
Alguien que comprenda tus luchas diarias, tus momentos de debilidad y tus victorias más dulces.

Un compañero, una compañera para compartir risas y lágrimas, sabiendo que podés apoyarte en ese ser cuando tus fuerzas flaquean y necesitás un consuelo que va más allá de las expresiones verbales.
Con quien puedas despedirte al cerrar los ojos, sabiendo que estará ahí al despertar, aceptándote tal como sos y eligiéndote día tras día.

Eso sí, tené en cuenta tres reglas:
No los busques.
No los sueñes.
No los idealices.

¡Qué simplemente se manifieste en tu vida!

Ronko Vallaro

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