¡Chau, mi querida Capilla!

"Las despedidas son esos dolores dulces".

Girar la mirada hacia atrás sólo sirve en caso de observar cuánto hemos crecido.
Cuánto hemos aprendido de los errores, así como también de los aciertos. De las traiciones que dolieron y, a su vez, comprender la ley del karma. De los momentos en que hemos sacado una sonrisa o también una lágrima. De las personas que me crucé en el camino y con ellos, valorar el verdadero significado de la amistad.

Han pasado tantas cosas a lo largo de estos 5 años en Capilla del Monte, en la provincia de Córdoba, Argentina. Cuando llegué, me advirtieron que este lugar, al ser escorpiano, podía expulsarme o aceptarme. Que sólo yo sabría de sus señales y que, por sobre todas las cosas, era una escuela acelerada de evolución interna. Y así ocurrió.
Hubo de todo: contemplé los colores del arco iris y las naves sobre el Cerro Uritorco.
Tuve una historia de amor con muchas idas y vueltas. Al mes de estar acá, murió mi vieja.
Cumplí el sueño de tener un programa de radio que llegó a la gente que tenía un mensaje para escuchar.
Me hice grande cuando asumí responsabilidades como la de vivir solo y solventar mis gastos a través de mis trabajos. Continué estudiando Astrología e hice muchas Cartas Natales, llevando a cabo mi misión de servicio en este plano.
También aprendí a bailar rock and roll y llegué a la cima de una montaña, por primera vez en mi existencia. 
Conocí a muchos amigos, que se convirtieron en hermanos y hermanas, pero también me hice de enemigos por ir contra lo injusto. Me censuraron como comunicador y hasta me amenazaron de muerte. Disfruté del silencio de la soledad y sané una parte de mi vida. Me encontré con Maestros verdaderos y truchos, y una de las cosas más importantes ha sido hallar la conexión con mis Guías Espirituales.

Como verán, mis días se han vestido de muchas alegrías y también de muchas situaciones tristes. Todo acá se ha potenciado el quíntuple que en otro lugar de la Tierra. Tal vez la presencia del cuarzo sea la respuesta. Tal vez, simplemente, haya sido lo que mi alma eligió para la experiencia humana que debí atravesar.
En resumidas cuentas, vivencié el dolor, la felicidad, hubieron encuentros, pérdidas, bienvenidas y despedidas, éxitos y fracasos. Se dice que en Capilla del Monte, un año equivale a diez por el nivel de intensidad y profundidad que propone la vida interior de esta célula terrenal en el Planeta.
Cada día, hubo una aventura distinta, y es por eso que sería imposible describir tantas cosas en pocas palabras.

¿Cómo explicar los sentimientos y recuerdos, los sueños, los temores y las esperanzas que alberga mi corazón?
Todo eso forma parte de lo que atesoro para mí. Es mi aliento para seguir y no olvidar que el pasado es sólo eso; que el tiempo se agota y la vida no espera. Que lo aprendido acá es para siempre. Que cada situación y cada alma cumplieron con ese acuerdo que hicimos en el Mundo Espiritual.

No reniego de nada. No pido ni espero de otros y otras. Acepto los errores y los fracasos, así como también no me vanaglorio de los aciertos. No me deben, ni debo nada a nadie. Asumo lo que soy con mis soles y con mis lunas.
Llega el momento de decir ¡GRACIAS, CAPILLA DEL MONTE!
GRACIAS A CADA SER QUE PASÓ POR MI VIDA Y A CADA SITUACIÓN QUE HE ATRAVESADO. 
Como "El final es el comienzo", primero digo: "Adiós y buena suerte". E, instantáneamente, me preparo para escribir una nueva página en la historia de mi vida.
¡Allá voy!

¡Los quiero mucho!

Ronko - 23 de mayo de 2022 - 19hs en la Terminal de Omnibus de Capilla del Monte.