¡Hasta Siempre, Luigi!



Son esos días en que uno reingresa en su mente la idea de que en cualquier momento, tal vez el menos pensado, los seres queridos pueden despegar de su cuerpo e irse de viaje. Son de esas situaciones en que una noticia se lleva nuestro impacto más profundo, nos deja anonadados. En los instantes siguientes, buscamos corroborar de que lo que se nos informó sea cierto. Y eso es lo que me pasó a mí hoy.

A las 18.30, recibí un mensaje de texto de mi amigo y colega periodista, Esteban Pérez, en el cual decía: "El rock está de luto. Murió el Flaco". Lo releí una y otra vez, pero aún así no caía en mi asombro por tal aviso. Pasaron los minutos y la construcción de la noticia culminaba en su punto final: "El músico argentino Luis Alberto Spinetta, uno de los compositores de rock más populares del país, murió este miércoles a los 62 años a causa de un cáncer de pulmón, informaron sus allegados".
La tristeza se entremezcló entre recuerdos y canciones que pasaban, a modo de homenaje, los distintos medios de comunicación.

Una de esas reminiscencias que invadieron mi cabeza fue cuando tenía 9 años. Mi vieja llegaba de pagar el servicio de gas en Chacarita y me dijo: "Mirá lo que te conseguí". Era nada más ni nada menos que el autógrafo de Spinetta. Su firma junto a mi nombre llenaron de alegría mi rostro. Esa misma tarde, lo compartí con mis amigos, mientras que en el cordón de la vereda, desde el walkman de mis padres escuchábamos temas de Pescado Rabioso, la banda que marcó, junto a Manal, el camino que mis oídos tenías que seguir a la hora de seleccionar música.

Siempre sentí que las bandas del Flaco, en especial Almendra y Pescado, estaban asociadas a lo que fue mi vida anterior. No cabe otra comprensión de cómo, desde chico, esa música penetraba en mis sentimientos hasta manifestarse en el erizado de mi piel. Reitero, y de paso agradezco que desde pequeño se me haya inculcado a Pink Floyd o Creedence, entre otros, pero nunca sucedió con el rock local. Tal vez, la melodía y la composición de "Luigi" tenían un mensaje subliminal para captar a personas de cualquier generación, desde la que lo vivió pasando por la mía (nací en el ´86) y hasta llegar a los jóvenes de hoy.

Lo cierto es que el Flaco tenía luz propia. Jamás voy a olvidar cuando lo vi por primera vez en el microestadio de Argentinos, en el marco del Festival Ecos de 2009. Ni bien salió al escenario, se me llenaron los ojos de lágrima ante la emoción de lo que representaba para mí. Arrancó con Mi Elemento, uno de los temas que estuvo en su último disco de estudio. Tenía un brillo increíble. Y ni hablar de lo que yo llamo El Recital de Mi Vida, en el cual muchos pibes, por razones de edad, pudimos ver lo que nuestros hermanos o nuestros padres se sabían de memoria: la reunión de todas sus bandas. Esa noche estaba a pleno, jodía constantemente entre canción y canción, así como también dio un repertorio maravilloso.

Spinetta era SABIDURÍA. Gracias a él, llegué a los escritos del Gran Artaud, otro genio con el que va a conocerse y del cual muchos quisiéramos ser partícipes de la charla.
Su obra, impresionante por dónde se la contemple, despertó muchas mentes adormecidas, revolucionó generaciones y marcó el rumbo a seguir de músicos posteriores. Cada palabra que pronunciaba, dibujaba una sonrisa en la cara de cualquier persona, o mas bien invitaba a un pensamiento reflexivo sobre cualquier cosa que se le preguntara.

Sufrimos una pérdida muy grande, pero con el paso de los días iremos cerrando esta herida, a pesar de que en el rock argentino nada será igual.
Si hay algo que vamos a estar seguro, es que nunca lo vamos a olvidar. Él siempre va a estar presente, y mucho más aún en sus familiares, a quienes continuará guiándolos por el sendero luminoso de la vida.
Hoy, te transformaste en un ángel de luz.
Desde este humilde lugar, mis condolencias para toda la familia Spinetta.

¡Hasta siempre, Flaco! Nunca te voy a olvidar

1 comentario:

valeria dijo...

Todavía estoy en la etapa de la "negación". No sé cuando podré superarlo. Es obvio que su música lo ha inmortalizado...pero Flaquito, te extraño tanto! :(