Un sufrimiento de la Casa Doce

Debo tomar el antídoto de la fuerza interna. Pero antes, navegar por los mares que la soledad otorga. Zambullirme en la locura de los sentimientos que encarcelan y luego quebrantan, hasta hundirme en la desesperación.
Tomar el coraje de abrazar a mis sombras. Mimar la oscuridad que reposa en mis entrañas. Recoger la basura de mis pensamientos y limpiar el desorden mercuriano. 
Darle un severo castigo a la paciencia de esperar, entendiendo que la incertidumbre hoy puede ser la aliada de mis alas condenadas.
Llorar y gritar en silencio el nombre de la salvación. Deshacerme íntegramente para rearmar las piezas del rompecabezas. Aceptar la transformación para resurgir y ser ese gorrión que definitivamente sabe hacia dónde va. 
Anclaré todas mis penas en el fondo de este viejo árbol y ¡volveré! ¡Volveré! Vol-ve-ré a ser la reconstrucción de mi ser interior


Un sufrimiento de la Casa Doce.