"¿Quién dijo que todo está perdido?"
Con cada sonrisa que emano, planto una esperanza. Hasta contemplo que entre las ruinas, puede nacer una flor y esconderse una joya perdida.
El milagro y sus señales se hacen presentes ante nuestra mirada, segundo a segundo. Sólo basta un poco de corazón, de observación y de sensibilidad para considerarlo en la superficie de lo habitual y lo trivial.
Mi voz es la pronunciación de la fe, aún así cuando todo resulte cuesta abajo.
Con cada sonrisa que emano, planto una esperanza. Hasta contemplo que entre las ruinas, puede nacer una flor y esconderse una joya perdida.
El milagro y sus señales se hacen presentes ante nuestra mirada, segundo a segundo. Sólo basta un poco de corazón, de observación y de sensibilidad para considerarlo en la superficie de lo habitual y lo trivial.
Mi voz es la pronunciación de la fe, aún así cuando todo resulte cuesta abajo.
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